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GLOBALIZACION, NEOLIBERALISMO, Y LA CRISIS COLOMBIANA: COMENTARIOS GENERALES [1]
Jaime Puyana Ferreira
Profesor Titular "C"
Departamento de Economía-CSH
Universidad Autónoma Metropolitana
Unidad Iztapalapa
México D.F. MÉXICO

Presentacion
Parte 1

Parte 2
Parte 3
Parte 4
Parte 5

Lista de Tablas
1- MÉXICO: BALANZA DE PAGOS 1997-1998
2- MÉXICO: BALANZA DE PAGOS 1988-1994
3- MÉXICO: VARIACIÓN ANUAL EN LAS RESERVAS INTERNACIONALES
4- MÉXICO: RESERVAS INTERNACIONALES TOTALES
5- SUPERÁVIT FISCAL: PAÍSES ASIÁTICOS
6- TASA DE INFLACIÓN: PAÍSES ASIÁTICOS
9- COREA, INDONESIA, TAILANDIA, MALASIA Y FILIPINAS 1994-1997
__ BALANZA EN CUENTA CORRIENTE Y SU FINANCIAMIENTO EXTERNO

10- ASIA: BALANCES EN LA CUENTA CORRIENTE
11- COLOMBIA: BALANZA DE PAGOS 1994-1998
Primero que todo, deseo agradecer la amable invitación hecha por P.E.C.X. (Profesionales y Estudiantes Colombianos en el Exterior) para impartir una conferencia sobre un tema tan polémico como el actual proceso de globalización, y el conjunto de políticas neoliberales que suelen acompañarlo a nivel nacional. De particular interés para el auditorio, sin duda alguna, será tratar dicho tema en relación con el caso Colombiano, dada la profundización de la crisis que actualmente aqueja a nuestro país. Aún cuando actualmente resido en México, y me encuentro vinculado a la Universidad Autónoma Metropolitana, la cual es una prestigiada institución académica de dicho país, creo que la experiencia Mexicana es bastante aleccionadora al respecto, como podrá verse a lo largo de mi exposición. Así, aunque en varios casos se tendrá que hacer uso de cifras referentes a la economía de México, que son las que más conozco, también se utilizarán estadísticas Colombianas en la medida en que fue posible obtener las mismas en este período vacacional.
Parte 1

Antes de referirnos a casos específicos Latinoamericanos, procederemos a establecer, en términos generales, qué entendemos por "globalización", y por "neoliberalismo". Como bien es sabido, estos son términos actualmente de moda, y como tales han sido empleados para designar todo tipo de fenómenos económicos y sociales que han surgido en el atardecer del siglo XX. El abuso de dichos términos ha llevado a que estos se hayan trivializado, hasta el punto de que en muchos casos hayan perdido todo significado conceptual serio. Pero si los analizamos desde una perspectiva de largo plazo, en el aspecto económico-social, creemos que por 'globalización' debe entenderse fundamentalmente el proceso de crisis y reestructuración de la economía capitalista mundial, iniciado a comienzos de la década de los 70, cuando finalizó el prolongado auge de la posguerra tras la terminación de la II Guerra Mundial. Y por "neoliberalismo" debe entenderse el conjunto de medidas de política económica, a nivel interno, que facilitan la incorporación de las economías nacionales a dicho capitalismo mundial reestructurado.

Obviamente, durante un período de algo más de 25 años, ocurren muchas cosas en todos los campos (económico, político, cultural, ideológico, etc.), lo cual hace necesario aislar para su análisis aquellos aspectos que consideramos como los más importantes del período, dejando de lado aquellos que creemos que asumen un carácter secundario. Es lo que procederemos a hacer.

Como bien es sabido, tras la culminación de la última conflagración mundial, tomó lugar un prolongado auge de la economía capitalista mundial, en el contexto de una enconada competencia con el bloque de economías estatizadas centralmente planificadas, las cuales usualmente eran identificadas con el socialismo. Desde luego, ocurrían fluctuaciones, pero alrededor de una línea de tendencia ascendente. Durante todo este período, el cual podemos ubicar entre 1946 y 1972 aproximadamente, el ordenamiento financiero internacional era el establecido al final de la guerra, en la Conferencia de Bretton Woods. De acuerdo con el mismo, se reconocía el indudable papel hegemónico del dólar, estableciéndose una relación fija entre este y el oro (US$35 = 1 onza de oro), mientras que las demás monedas, a su vez, establecían tipos de cambio fijos con respecto al dólar. Posteriormente veremos las implicaciones de dicho ordenamiento para economías como la Mexicana o la Colombiana. El punto fundamental era que los mentores de dicho sistema, J.M. Keynes (Gran Bretaña) y H.D. White (E.U.A.), consideraban como indispensable disminuir hasta un mínimo los movimientos especulativos de capital, a fin de restaurar el comercio mundial de bienes y servicios.

En términos de lo sucedido entre las dos guerras mundiales, o lo que acontece en la actualidad, el sistema tuvo un desempeño relativamente satisfactorio, aunque contenía los gérmenes de su propia destrucción. Siendo los E.U.A. el centro del sistema, podía darse el lujo de gastar en ultramar más de lo que obtenía como saldo favorable en su comercio exterior, ya que la diferencia podía ser cubierta con dólares, los cuales eran considerados como equivalentes al oro. Pero esta situación no podía durar indefinidamente. Eventualmente, las reservas de dólares acumuladas en las arcas de los bancos centrales de una Europa ya recuperada de la devastación de la guerra, y de algunos otros países, no pudieron ser respaldadas por el oro resguardado en Fort Knox, y en 1971 el presidente Nixon decidió unilateralmente romper la conexión entre el dólar y el oro, dando en traste con el sistema de Bretton Woods. Desde entonces, lo que afrontamos es un "sistema", si se le puede llamar así, de tipos de cambio fluctuantes, con el dólar desempeñando directamente el papel del oro. Las consecuencias de tal cambio han sido de gran envergadura, ya que se abrieron las posibilidades de especular con los diferenciales cambiarios entre las distintas monedas, con las consecuencias que vemos en la actualidad.

Para darse cuenta de la magnitud del problema afrontado por cualquier gobierno del planeta en la actualidad, baste decir que en 1973, recién abandonado el sistema de Bretton Woods, el comercio de divisas mundial fluctuaba tan solo entre US$10 y US$20 billones diarios. En 1973 Canadá, Suiza, y Alemania (Occidental) abolieron todas las restricciones a los movimientos internacionales de capital, seguidos en 1974 por los E.U.A. El mismo paso fue tomado posteriormente por Gran Bretaña (1979), Japón (1980), Francia e Italia (1990), y España y Portugal (1992). El resultado fue un crecimiento exponencial del intercambio especulativo con divisas. En 1980, de acuerdo con el BIS (Bank for International Settlements), este ya ascendía en promedio a US$80 billones diarios, y la relación de dicho intercambio al comercio mundial era de 10/1. En 1992 el intercambio diario de divisas llegaba ya a los US$880 billones diarios, siendo su relación con el comercio mundial de 50/1. Ya para 1995, el promedio diario de dichas transacciones ascendía a la astronómica suma de US$1'260 billones en promedio, con una relación al comercio mundial de 70/1, y era equivalente a la totalidad de las reservas mundiales de oro y divisas. Cabe destacar que la casi totalidad de dichos intercambios son para plazos menores de un año, es decir, se basan en expectativas de ganancias derivadas de cambios en los valores de activos financieros.

También un ascenso similar se ha observado, desde los 80, en los intercambios internacionales de Bonos y Acciones, lo mismo que de la actividad prestamista bancaria internacional. Lejos están los días en que dicha actividad era de carácter público intergubernamental, para proyectos de largo plazo. En la actualidad, esta asume un carácter privado, tanto entre prestamistas como entre prestatarios, y tiende a ser de corto plazo, es decir, básicamente especulativo. Así, lo que vemos en la actualidad es el surgimiento de un verdadero monstruo de Frankenstein financiero, de carácter internacional, con una autonomía relativa propia, capaz de poner en jaque a cualquier gobierno que intente oponérsele. En nuestra opinión, esta internacionalización masiva del capital financiero especulativo internacional, sustentado por la actual revolución en la tecnología informática y de las comunicaciones, es lo que constituye el pivote de la llamada 'globalización'.

Otro aspecto a destacar del actual proceso de cambio económico es que durante el auge de la posguerra, como lo registran las estadísticas e intentan explicarlo desde sus respectivas perspectivas teóricas los distintos enfoques económicos (neoclásicos, postkeynesianos, marxistas, etc.), el promedio de todo el espectro de tasas de ganancias en las distintas actividades económicas, particularmente la manufactura y la agricultura, descendió hasta eventualmente resultar en la crisis y posterior declinación, o muy lento crecimiento económico, que ha sido la norma en todos los países desde comienzos de los 70. De hecho, tal descenso llevó a la necesidad, para el capitalismo, de desmantelar al "estado benefactor" ('Welfare State'), y desechar el keynesianismo hasta entonces dominante en el campo de la teoría macroeconómica, remplazándolo por enfoques teóricos alternativos que reducen el papel del estado a un mínimo, resaltando el papel supuestamente óptimo de las fuerzas del mercado. Este viraje, como bien es sabido, fue inaugurado por las administraciones de Thatcher, en el Reino Unido, y Reagan, en los Estados Unidos. Posteriormente, el enfoque que recibiría el calificativo de "neoliberalismo" se extendería al resto de los países del orbe. Colombia no sería la excepción.

Otro de los aspectos más sobresalientes del proceso globalizador, fue el espectacular colapso de las economías estatizadas centralmente planificadas. Lo repentino del mismo sorprendió tanto a sus partidarios más fervientes, como a sus más acérrimos enemigos. Aunque ya desde finales de la década del 60 era posible detectar su agotamiento, y algunos síntomas de su eventual derrumbe, nunca se esperó su repentino desplome sino más bien una descomposición lenta que se prolongaría hasta el siglo XXI. Y lo que está surgiendo allí, en substitución del llamado "socialismo real", no es ciertamente un capitalismo de tipo occidental (cuya génesis y desarrollo tomó siglos), sino un híbrido donde los antiguos burócratas estalinistas desempeñan ahora el papel de empresarios, ya que una gran parte del antiguo sector estatal ha pasado a ser de su propiedad. Su visión rapaz y de corto plazo solo los lleva a instaurar un capitalismo gangsteril, con todos los defectos y ninguna de las virtudes de capitalismo tradicional. Aunque este no es el tema de esta plática, no podemos en forma alguna ser optimistas con respecto al destino de la antigua URSS, y solo hacemos votos para que no tenga un destino similar al de la república de Weimar: sucumbir ante un nuevo Hitler. En tal caso, las posibilidades de un holocausto nuclear serían infinitamente mayores que cuando regía el totalitarismo estaliniano.

El derrumbe del bloque soviético se complementa con la configuración de tres bloques monetarios en competencia mutua: el del dólar, el del euro, y un posible bloque asiático donde, debido a la crisis japonesa, es difícil establecer aún cual divisa o conjunto de las mismas terminará siendo hegemónica. Desde luego, dado el indiscutible predominio de los E.U.A. tras el final de la 'Guerra Fría', el dólar sigue dominando puesto que ninguna otra divisa puede todavía desplazarlo. Pero se notan serias fricciones entre distintas áreas monetarias, las cuales amenazan con acentuarse a medida que avance el nuevo siglo.

Sintetizando todo lo anterior, podemos establecer a grandes rasgos que la globalización implica, para estados nacionales como Colombia o México, la transformación de su entorno o marco externo, en el sentido de una apertura de la economía a la entrada de productos, compañías, agentes, y flujos financieros provenientes de los países centrales del sistema, mientras que el neoliberalismo es básicamente un desplazamiento interno en la correlación de fuerzas dentro de los estados a favor de los sectores rentistas y crediticios, subordinando los sectores productivos a los financieros, y desplazando el poder y la riqueza hacia los mismos en detrimento de las grandes mayorías de la población.

[1] Conferencia pronunciada ante la Asociación P.E.C.X. en la Universidad de New York, el 27 de Agosto de 1999.

 

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