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LA CRISIS MEXICANA:  ¿DERRUMBE DEL MODELO NEOLIBERAL LATINOAMERICANO, O DE UNA VERSION DEL MISMO?
Jaime Puyana Ferreira
1. Introducción
2. El Proceso de Globalización: Algunos Comentarios Generales.

3. La Internacionalización de las Finanzas en el Actual Proceso de Globalización
4. El Nuevo Papel de la Inversión Especulativa a Nivel Mundial.
5. El Modelo Neoliberal y Su Variante Mexicana (parte A)
5. El Modelo Neoliberal y Su Variante Mexicana (parte B)
5. El Modelo Neoliberal y Su Variante Mexicana (parte C)
5. El Modelo Neoliberal y Su Variante Mexicana (parte D)
6. La Crisis Mexicana: Neoliberalismo Extremo en Acción.
7. ¿Es Posible Una Alternativa al Neoliberalismo? Hacia Una Propuesta Alternativa.
NOTAS (1)

6. La Crisis Mexicana: Neoliberalismo Extremo en Acción.

 

El colapso del modelo Neoliberal Mexicano fué algo que dejó sorprendidos a sus mismos mentores, y a sus patrocinadores del exterior. Sus cúpulas dirigentes aún no se explican cómo, en cuestión de varios dias, las reservas internacionales de México virtualmente desaparecieron, debido a una salida masiva de capitales especulativos de corto plazo. La Tabla #9 ilustra dicha evolución:

 

Tabla #9
MEXICO: RESERVAS INTERNACIONALES TOTALES (mdd)

             Período

  Reservas Internacionales

Diciembre 1993

    25.340

Enero-Marzo 1994

    26.135

Abril-Junio 1994

    16.687

Julio-Septiembre 1994

    16.563

Octubre-Diciembre 1994

      6.148

Febrero 1995

      3.483

Fuente: Banco de México

 

Aunque las fuentes gubernamentales tienden a atribuirle la crisis al alzamiento Zapatista del 1 de Enero de 1994, lo que muestran las cifras es que las reservas comenzaron a descender a partir del segundo trimestre de 1994, es decir, desde el asesinato de Luis Donaldo Colosio, Candidato del PRI a la presidencia de la república. Muy probablemente uno de los principales factores que pudieron influir decisivamente en la sostenida fuga de capitales fue la percepción de los inversionistas de que el mantenimiento en el largo plazo de una Cuenta Corriente deficitaria de alrededor de un 7% del PIB, era simplemente insostenible.

También contribuyó a dicho resultado el incremento de las tasas de interés en los E.U.A., por cuanto hizo más rentables y atractivas las inversiones dentro de dicho país. Y, ciertamente, las pugnas internas en el partido gubernamental de estado, que reconocidamente resultaron en varios asesinatos políticos, no fueron un aspecto ausente en la determinación de dicho resultado.
En general, son consideraciones de crecimiento y rentabilidad futuros los que determinan la formación de expectativas de los inversionistas, y no hechos aislados tales como el alzamiento Zapatista.

En lo que respecta a los déficits en la Balanza Comercial y la Cuenta Corriente de la Balanza de Pagos, su evolución puede observarse en la Tabla #10.

 

Tabla #10
MÉXICO: BALANZA DE PAGOS (En mdd) 1982-1984

 

AÑO

Exportaciones de M/cías    (Xm)

Importaciones de M/cías    (Mm)

Saldo en Balanza Comercial

(Xm– Mm) = SBC

Saldo en Cuenta Corriente   (SCC)

Saldo en Cuenta de Capitales    (SCK)

  1982   

     24.055

     17.011

    (+)     7.044

  (- )       5.890

   (+)       9.996

  1983

     25.953

     11.848

    (+)   14.105

  (+)      5.860

   (+)          339

  1984

     29.100

     15.916

    (+)   13.184

  (+)      4.183

   (+)       1.306

  1985

     26.757

     18.359

    (+)     8.398

  (+)         800

   ( -)          316

  1986

     21.804

     16.784

    (+)     5.020

  (- )      1.374

   (+)       2.716

  1987

     27.600

     18.812

    (+)     8.788

  (+)      4.239

   (- )       1.189

  1988

     30.691

     28.082

    (+)     2.609

  (- )      2.376

   (- )       1.163

  1989

     35.171

     34.766

    (+)        405

  (- )      5.821

   (+)       3.176

  1990

     40.711

     41.593

    (- )        882

  (- )      7.451

   (+)       8.164

  1991

     42.688 

     49.967

    (- )     7.279

  (- )    14.893

   (- )     24.940

  1992

     46.196

     62.129

    (- )    15.933

  (- )    24.804

   (+)     26.542

  1993

     51.886

     65.367

    (- )    13.481

  (- )    23.393

   (+)     30.882

  1994

     60.833

     79.375

    (- )    18.542

  (- )    28.500

   (+)     19.500

Fuente: Banco de México
Donde:
Xm = Exportaciones de Mercancías
Mm = Importaciones de Mercancías
(Xm – Mm) = SBC = Saldo de la Balanza Comercial
SCC = Saldo en la Cuenta Corriente
SCK = Saldo en la Cuenta de Capital

 

Puede observarse como, durante la Administración Salinas, el saldo de la Balanza Comercial, debido a la abrupta liberalización de las importaciones, se hizo fuertemente deficitario, al igual que el saldo en la Cuenta Corriente.

Dichos déficits, sin embargo, eran más que compensados por los saldos crecientemente favorables de la Cuenta de Capitales, resultantes de los apreciables flujos de capital que ingresaron a México durante dicho período. Estos eran, sin embargo, capitales especulativos de corto plazo, en búsqueda de ganancias fáciles y sin riesgo. Esto se les dijo y se les advirtió, desde variadas perspectivas, a los miembros del equipo económico Salinista, sin que tomaran nota de dichas advertencias.

De hecho, tamaña anomalía no parecía preocupar a los Neoliberales, puesto que para ellos, siguiendo el Enfoque Monetario de la Balanza de Pagos, las señales relevantes eran las fluctuaciones de las Resevas Internacionales, ya que los problemas de Balanza de Pagos se consideran básicamente como un fenómeno monetario. En efecto, se le asigna un papel preponderante al dinero para explicar el comportamiento de la Balanza de Pagos.

Por esta razón, lo que suceda con la Cuenta Corriente sería un aspecto parcial y secundario, y concentrar la atención en la evolución estructural de la misma solo reflejaría una profunda ignorancia de los fenómenos económicos ligados con el sector externo. Así, el hecho de que dicho déficit ascendiera a un inusitado 7% del PIB en 1994 no registraba un problema de fondo, y no preocupaba a las autoridades económicas del país.

Por el contrario; el presupuesto presentado por el recién inaugurado Presidente Zedillo a la Cámara de Diputados, diez días antes de la devaluación, proyectaba un déficit en la Cuenta Corriente de 31 mil millones de dólares, esto es, un 9% del PIB. Lo fundamental no era su magnitud sino su financiamiento, el cual no se veía como problemático. Este seguiría siendo cubierto mediante los acostumbrados flujos de capital de corto plazo, y podía además ir acompañado de un crecimiento del 4% anual, y una inflación también del 4% anual.

Inclusive Miguel Mancera, gobernador del Banco de México, podía declarar dos semanas antes de la devaluación de Diciembre que: "El tamaño del déficit de cuenta corriente es, en cierto modo, la medida del éxito del país, no del fracaso (...) cuanto más éxito tenga México como país atractivo para la inversión, es casi seguro que más grande será el déficit de cuenta corriente." "la existencia de un déficit en cuenta corriente no es por sí misma prueba de sobrevaluación del tipo de cambio. Si no que es la expresión en las cuentas externas, de un exceso de inversión sobre el ahorro interno".(33)

Peor aún, dicho funcionario llegó a argumentar en una artículo publicado en el Wall Steet Journal del 31 de Enero del Presente año -"La Política Monetaria en México en 1994"- que: "Estados Unidos tiene un considerable déficit en cuenta corriente a pesar de que el dólar se ha estado depreciando a lo largo de varios años y de que la divisa norteamericana se encuentra subvaluada, según la opinión más generalizada. Lo opuesto se afirma, dicho sea de paso, del yen Japonés."(34)

Se olvida Mancera del papel de divisa clave del dólar, y de los incrementos diferenciales de productividad entre los E.U.A., por una parte, y los países del bloque Europeo y Japón, por la otra. Aunque el dólar aún continúe siendo la moneda pivote del sistema financiero internacional, si la productividad media del trabajo se incrementa en los E.U.A. más lentamente que en Europa o Japón, las exportaciones del primer país perderán competitividad con respecto a los segundos.

Fué solamente hasta que Zedillo, ya como presidente y dando un viraje de 180 grados, destacó la magnitud del problema, que los Neoliberales tomaron nota de que un déficit en la Cuenta Corriente financiado con capitales especulativos sí representa un problema serio.

Desde el punto de vista subjetivo, el manejo de la situación fue particularmente torpe, aunque en ello tuvo que ver mucho, no las cualificaciones intelectuales de los responsables, sino las características antidemocráticas del sistema político Mexicano.

En este caso, siendo Salinas el monarca sexenal de turno, las decisiones económicas eran de carácter enteramente cupular, con un desprecio total por las advertencias y recomendaciones reiteradas de la oposición, y de analistas internacionales del calibre de Rudiger Dornbusch.

Ya desde Marzo de 1994, Carlos Salinas y Pedro Aspe, aunque sabían que la situación era insostenible debido al elevado nivel del déficit en Cuenta Corriente y la fuga de capitales, se negaron a modificar la política económica. Consideraciones electorales, ciertamente, jugaron un papel importante. Pero tal irresponsabilidad, en un sistema más democrático, habría sido contrarrestada por la oposición, y la política económica hubiese sido sustancialmente alterada. No fue así en el caso de México.

De acuerdo con un excelente recuento del proceso, elaborado por el economista Jorge Calderón Salazar, Secretario de Relaciones Internacionales del Comité Ejecutivo Nacional del PRD, "En Octubre de 1994 el Banco de México informó que las reservas internacionales ascendían a 17 mil 196 millones de dólares, monto que representa una disminución de 29.9% respecto al nivel acumulado hasta Diciembre de 1993 (cuando las reservas eran de 24 mil 538 mdd) y de 40% en comparación del nivel existente en Febrero de 1994 (en que fueron de 28 mil 663 mdd). Así, en sólo siete meses México vio disminuidas sus reservas en 11 mil 476 millones de dólares. En Noviembre y Diciembre del año pasado las cosas empeoraron y diversos analistas internacionales informaron que salieron capitales a razón de 1.000 millones de dólares cada semana. Se calcula que el 20 de Diciembre de 1994 solo quedaban 10 mil millones de dólares en el banco central".(35) Cabe añadir que una parte sustancial de dichos capitales "golondrinos" eran Mexicanos.

Aunque actualmente es difícil reconstruir los hechos, todo parece indicar que hacia el 20 de Noviembre toda la cúpula Priista, desde el presidente saliente (Salinas) hasta el presidente entrante (Zedillo), pasando por sus respectivos Secretarios de Hacienda (Aspe y Serra Puche) y sus gabinetes económicos, no obstante las reservas del presidente entrante, resolvieron no devaluar, o postergar tal decisión hasta la finalización del gobierno de Salinas. (Dado que actualmente todas las partes se inculpan mutuamente, en una ambigua y confusa polémica pública en la prensa nacional e internacional, nos abstendremos de elaborar sobre el asunto.)

Entre el 16 y el 20 de Diciembre, tomó lugar una ola especulativa contra el dólar, que llevó a que se ampliara la "banda de flotación" alrededor del tipo de cambio en un 15%, para subsecuentemente dejar un régimen de libre flotación, sin tomar medidas complementarias adecuadas para sostener el mismo, incluyendo préstamos de contingencia previamente negociados con el FMI y los E.U.A.. El embate especulativo fué de tales proporciones que "a mediados de Enero de 1995 las reservas apenas alcanzaban un nivel de US$5.500 millones de dólares. El 31 de Enero, según datos oficiales, las Reservas del Banco de México eran de US$3.483 millones de dólares. El día anterior el peso Mexicano llegó a cotizarse entre N$ 6.5 a N$ 6.8 unidades por dólar, equivalente a una devaluación del 100% respecto al nivel vigente el 18 de Diciembre de 1994. Esto significa que en once meses las reservas disminuyeron en US$25.180 millones de dólares".(36)

El nuevo Secretario de Hacienda tuvo que enfrentar, en Wall Street, a toda una multitud de airados inversionistas, quienes le reclamaban sobre la decisión abrupta de devaluar, no obstante que días antes había reiterado que ello no ocurriría. Serra Puche fue rápidamente reemplazado por Guillermo Ortos Martínez, un hombre más de la confianza de dichos inversionistas.

La situación quedaba agravada por el hecho de que, precisamente para evitar la fuga de capitales especulativos ante los temores de los inversionistas de que tomara lugar una devaluación, se habían creado a comienzos de 1994 los llamados TESOBONOS. Estos eran obligaciones a corto plazo denominadas en pesos pero indexadas al dólar. Esta operación, dicho sea de paso, nunca se le consultó al poder legislativo, ni a la opinión pública en general. Aunque considerados por el gobierno como deuda interna, los TESOBONOS en manos de extranjeros equivalían técnicamente a deuda externa.

Al estallar la crisis, un porcentaje mayoritario de los mismos se vencían al siguiente año (1995), y eran impagables, dada la gigantesca reducción de las Reservas Internacionales. Para evitar un pánico aún mayor de los inversionistas, los TESOBONOS fueron convertidos en obligaciones en dólares a mediano plazo, garantizados por el gobierno de los E.U.A., y respaldados por los ingresos futuros de PEMEX en caso de incumplimiento de pago por parte de México. Así, quedaba enajenada de un solo plumazo la riqueza petrolera de México. Cabe destacar, por otra parte, que si se suman los TESOBONOS al total de obligaciones externas Mexicanas, estas ascienden a más de US$160 billones de dólares.

Pero los vencimientos no eran tan solo de TESOBONOS. De acuerdo con una investigación efectuada por María Eugenia Correa y Ricardo Calvo, de la Facultad de Economía de la UNAM, "Según la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) tenemos los siguientes vencimientos en 1995: 26 mm en TESOBONOS; 18 mm en Certificados de Depósito y líneas interbancarias de bancos privados mexicanos; 8 mmd de papel privado; 6 mmd en créditos bilaterales del gobierno mexicano. En suma, vencimientos por 58 mil millones de dólares (El Financiero, 31 de Enero de 1995)."(37) Así, el peligro de una suspención de pagos en 1995 que afectaría a infinidad de tenedores estadounidenses de TESOBONOS y otros documentos, y que pondría en peligro todo el tinglado financiero internacional, era inminente.

Fue entonces cuando tomó lugar una operación masiva de `rescate de México' sin precedentes, por parte de la Administración Clinton. En efecto, el 31 de Enero de 1995 el Presidente Clinton de los E.U.A. decidió otorgar a México un crédito por 20 mil millones de dólares, provenientes del Fondo de Estabilización Cambiaria, pasándose por encima del Congreso de su propio país, dada la urgencia y gravedad de la situación.

Como dicha suma era insuficiente para cubrir los vencimientos por 58 mil millones de dólares, otros países y organismos también se incorporaron a dicha operación de rescate, entre ellos varios países Latinoamericanos como Chile y Colombia, que también se encuentran embarcados en experimentos Neoliberales.

Así, para financiar dichos vencimientos, de acuerdo con los mismos investigadores, se cuenta con los siguientes recursos: "William Clinton anunció el 31 de Enero lo siguiente: ampliación de 11 a 20 mmd el apoyo de la Casa Blanca a través del Acuerdo Financiero de América del Norte; ampliación de 7.5 a 17.5 mmd del FMI; ampliación de 5 a 10 mmd del Banco de Pagos Internacionales que reúne fondos procedentes de los Bancos Centrales Europeos y Asiáticos; a lo que podría agregarse los 3 mmd procedentes de 15 bancos comerciales, lo que implicaría poco más de 50 mil millones de dólares"(38)

Desde luego, y contrariamente a lo que creen muchas almas ingenuas, tan`generosa' ayuda por parte de la comunidad financiera internacional dista mucho de ser gratuita. En el mismo anuncio del 31 de Enero, Clinton añadía que dicho préstamo -como naturalmente es su pleno derecho- se concedía a fin de defender los intereses nacionales de los E.U.A. Se trataría de preservar "miles de empleos y miles de millones de dólares de exportaciones"; de evitar "el potencial de un más serio problema de inmigración ilegal", lo mismo que "un más serio problema de tráfico de drogas". En resumen, "todas estas cosas están en juego en la crisis mexicana y, en consecuencia, yo actuaré para proteger nuestros intereses".

Posteriormente, en una declaración conjunta del Presidente Clinton y los líderes del Congreso de los E.U.A., se reafirma claramente que "Los E.U.A. impondrán estrictas condiciones en la asistencia con el objetivo de asegurar que este paquete (financiero) no implique costos para los contribuyentes de los E.U.A."(...)"Debemos actuar ahora para proteger empleos Americanos, prever un incremento del flujo de inmigrantes ilegales a través de nuestras fronteras,(...) e impulsar reformas en los mercados emergentes".

En lo que respecta al petróleo, indudablemente uno de los objetivos estratégicos más importantes, un documento oficial establece que "A México se le requerirá proveer una fuente segura de reembolso (por medio) del producto de la exportación del petróleo Mexicano". En efecto, el control de las reservas petrolíferas Mexicanas fue el gran premio que obtuvieron los E.U.A. como consecuencia de la aplicación del Neoliberalismo en México durante doce años consecutivos: "México tiene 5.63 por ciento de las reservas mundiales de petróleo, reservas para 59 años, con el nivel de consumo actual. Estados Unidos tiene apenas 2.58 por ciento de las reservas mundiales, suficiente para 9 años más, con el nivel de consumo de la actual sociedad norteamericana. México estaba produciendo cerca de 168 mil barriles/día, contra apenas 86 mil de Estados Unidos. (...)De los 19 subproductos del petróleo, quedan apenas ocho bajo control del Estado, además de las sociedades para las nuevas refinerías, que ya están siendo realizadas. (...) Estados Unidos importa 73 por ciento de la producción Mexicana de petróleo y ahora quiere el control de Pemex y de las reservas, como ya lo consiguieron en Argentina y brevemente en Venezuela. Las reservas mexicanas aumentarían la autonomía energética de aquel país a 20 años"(39)

Por último, con relación a la política económica, se estipula claramente que la operación de salvamento queda supeditada a la "presentación y aprobación de un plan financiero integral del Fondo Monetario Internacional y a la instrumentación de un fuerte programa de ajuste económico, que incluya continuar con las privatizaciones". Es decir, que México virtualmente pierde toda independencia para ejercer una política económica independiente, ya que esta queda enteramente subordinada a los lineamientos provistos por el FMI. De allí la rigidez y el empecinamiento de Zedillo de continuar con el programa Neoliberal de Salinas, no obstante su estrepitoso fracaso y las graves consecuencias económicas y sociales para México que del mismo se derivan.

Una secuela grave de la aplicación sistemática de las recetas Neoliberales, particularmente en lo que concierne a la desregulación financiera sin cortapisa alguna, es el actual problema de las carteras vencidas.

En efecto, la existencia de un alto volumen de carteras vencidas amenaza con producir a nivel interno un colapso del sistema financiero similar al que hubiese resultado a nivel internacional, si México hubiera incumplido con sus compromisos a corto plazo a través de una suspensión de pagos.

Como se recordará, México nacionalizó la banca al culminar el sexenio de López Portillo, en Septiembre de 1981, a raíz de una oleada especulativa contra el peso no muy diferente de la que tomó lugar el pasado Diciembre. La Administración posterior (De la Madrid), que se proponía a iniciar el experimento Neoliberal, procedió a reprivatizarla y desregularla, a través de las Casas de Bolsa, constituyendo así la actual elite financiera que tiene la voz cantante en el bloque social dominante en el poder (Salinas, Zedillo, Aspe, etc., fueron instrumentales en implementar la conformación de dicho bloque).

Ahora bien, los enormes flujos de capitales especulativos durante el Salinato permitieron incrementar las Reservas y satisfacer la demanda por dólares a un tipo de cambio fijo y sobrevaluado, sin problema alguno. Esta demanda por dólares, de su parte, dependía no solamente del stock de dinero en circulación, sino también de las existencias de cuasi-dineros tales como los CETES, Petrobonos, y otros títulos de deuda. La creación de los TESOBONOS incrementó dicha demanda.

Como consecuencia de lo anterior, los agregados monetarios -fuesen estos M1, M2, o M3-, comenzaron a aumentar más rápidamente que las Reservas Internacionales. En efecto, estas representaban el 41.3% de M3 [M1 (circulante y depósitos a la vista) mas los instrumentos bancarios y no bancarios de corto plazo] en Diciembre de 1987, contra solo 15.9% en Diciembre de 1992.(40)

Es decir, que la entrada de capitales presionaba más fuertemente sobre los agregados monetarios de lo que aumentaban las Reservas Internacionales, con la diferencia reciclándose vía importaciones. Así, quedaba rota la relación entre reservas y agregados monetarios, y se mantenía artificialmente una estabilidad monetaria no obstante dicha ruptura.

La subsecuente expansión del crédito a los agentes económicos -empresas, gobierno y consumidores- llevó a una explosión desmedida de deuda pública y privada, que se hizo patente al ocurrir la devaluación de Diciembre de 1994. En efecto, "Después de la devaluación, la cartera vencida del sistema bancario ascendió a N$55 mil millones, para Marzo era de N$ 80 mil millones y para el primer semestre se estima una cifra próxima a los N$100 mil millones. Con un tipo de cambio de N$6.0, esta cifra representa un equivalente de US$16,500 millones de dólares"(Excélsior, 17 de Agosto de 1995).

Este desmesurado aumento de la cartera vencida es consecuencia del rígido programa de ajuste Zedillista, ya que para evitar un proceso acelerado de inflación como consecuencia de la devaluación, se ha procedido a una fuerte contracción de la demanda interna y a una política monetaria restrictiva, que ha traído incrementos en las tasas de interés a niveles de entre 100% a 140%.

El propósito, como se sabe, es el de frenar y revertir la fuga de capitales, y restringir el crédito. Las consecuencias, sin embargo, han sido las de vulnerar seriamente el proceso de pagos de créditos, debido a la creciente incapacidad de los agentes económicos de cumplir con dichas obligaciones. También ha quedado fuertemente afectado el capital de solvencia de los bancos.

a para 1994, es decir, antes del estallido de la actual crisis, la proporción de cartera vencida con respecto a la cartera total y los activos de las más importantes instituciones bancarias Mexicanas era muy comprometida. Esto puede verse claramente en las Tablas #11 y #12.

 

Tabla #11
BANCA COMERCIAL MEXICANA
CARTERA VENCIDA Y ACTIVOS. Dic. 1994
(Millones de Nuevos Pesos)

    INSTITUCIÓN

 

    Cartera Vencida

       Activos

  Cart. Venc. /Activos

       (%)

Banamex

            9.189

       179.925

          5.11%

Bancomer

            8.162

       151.580

          5.38%

Serfin

            7.137

       105.698

          6.75%

Comermex

            2.976

         52.791

          5.64%

Internacional

            3.025

         42.372

          7.14%

Mexicano

            2.093 

         58.578

          3.57%

Atlántico

            2.036

         42.104

          4.83%

Fuente: Comisión Nacional Bancaria, SIES, 1995

 

Tabla #12
BANCA COMERCIAL MEXICANA
CARTERA VENCIDA Y CARTERA DE CRÉDITO TOTAL. Dic.1994
(Millones de Nuevos Pesos)

     INSTITUCIÓN

    Cartera Vencida

       Cartera Total

Cart. Venc. /Cart. Total

Bamamex

      9.189

       92.386

            9.94%

Bancomer

      8.162

       93.629                 

            8.72%

Serfin

      7.137                        

       63.092

           11.31%

Comermex

      2.976

       30.905

             9.63%

Internacional

      3.025

       21.779

           13.89%

Mexicano

      2.093

       28.245

             7.41%        

Atlántico

      2.036

       17.101

           11.90%

Fuente: Comisión Nacional Bancaria, SIES, 1995

En la actualidad, dicha posición ha empeorado, y se estima que, en promedio, la cartera vencida como porcentaje de la cartera total es de aproximadamente un 16%.

Con respecto a los deudores, estos son reconocidamente incapaces de pagar sus deudas, y han constituído un amplio movimiento (que incluye empresas medianas y pequeñas, consumidores, y agricultores) llamado El Barzón (nombre tomado de un movimiento similar en el siglo pasado), con el propósito explícito de obtener reducciones de principal e intereses o suspender pagos a la banca. La situación es bastante conflictiva, y aunque el gobierno está mediando en búsqueda de una solución concertada, es difícil -aunque no imposible- que esta se logre. Sobra mencionar que un colapso financiero interno reproduciría en escala ampliada la crisis de Diciembre, con las graves consecuencias que cabe imaginar.

¿Puede todo el anterior proceso considerarse como el fracaso del Neoliberalismo en América Latina? ¿O es tan solo el resultado de su mala aplicación en el caso Mexicano? En nuestra opinión, es aún un tanto prematuro intentar dar una respuesta acabada a estos interrogantes. Sin embargo, es posible establecer algunos lineamientos generales que nos indiquen hacia donde cabe esperar que se dirija la orientación Neoliberal en el continente, dada la traumática experiencia Mexicana. Después de todo, lo que suceda con la economía Mexicana, particularmente dentro del contexto del TLC, tiene una influencia determinante en los demás países del continente, particularmente aquellos que tienen economías de un tamaño relativo similar como Brasil y Argentina, las cuales experimentaron en carne propia lo que dio en llamarse el "efecto tequila".

Es indudable que otra experiencia similar a la atravesada por México en algún otro país del área, o un fracaso de México en superar la actual crisis, colocaría seriamente en tela de juicio la viabilidad de continuar con el actual rumbo Neoliberal, poniendo sobre el tapete la urgente necesidad de modificar radicalmente la política económica proseguida por los países del área.

Hasta el momento, los "logros" obtenidos por el gobierno en abatir la crisis son bastante limitados, aunque reales en términos financieros. La deuda interna fue disminuida en 23.978 millones de nuevos pesos (mdnp), lo que equivale a una reducción nominal del 15.56% al pasar el saldo de los valores en circulación de N$164.653,1 mdnp en Diciembre de 1994 a N$140.674.24 mdnp en Julio de 1995 (10.4% del PIB). Igualmente, la tenencia de valores gubernamentales por parte del extranjero se ha reducido sustancialmente, al pasar de más del 70% al cierre del año anterior a 48.95% en Julio de 1995, como consecuencia de la reducción de TESOBONOS en su poder. Hasta el momento, estos vencimientos se han cubierto puntualmente, produciendo una ligera restauración de la confianza de los inversionistas en México.

En lo que respecta al sector externo, cifras preliminares indican un apreciable aumento del saldo de la Balanza Comercial con los E.U.A., el cual se situaba en la primera mitad de 1995 en US$8.578 millones de dólares. Este superávit, desde luego, se utilizará para efectuar pagos de servicio de la deuda externa y compromisos financieros en general.

Las Reservas internacionales, por su parte, pasaron de US$6.148 mdd en Diciembre de 1994 a US$13.267 mdd en Agosto de 1995, aunque esto se explica por el financiamiento recibido de la Tesorería delos E.U.A. (US$2.500 mdd en Julio) con fines de estabilización cambiaria. Así, el tipo de cambio aún no ha encontrado su nivel, y sigue siendo artificialmente sostenido.

Con respecto al sector real de la economía, los costos sociales y económicos, como ya lo analizamos arriba, han sido desproporcionados y hasta el momento no parecen tocar fondo. Ciertamente, una caída acumulada del -11.1% en el PIB durante el primer semestre de 1995 (-0.6% en el primer trimestre y -10.5% en el segundo), con la consecuente secuela de desempleo, no es precisamente un indicador de éxito para ningún modelo económico.

En nuestra opinión, bajo cualquier criterio, el fracaso del Neoliberalismo en México ha sido rotundo, y su eventual colapso habrá de extenderse tarde o temprano a los demás países de Latinoamérica aunque a diferentes ritmos.

Para utilizar las palabras del economista Brasileño Aloizio Mercadante, "México fue la experiencia neoliberal más radical, al promover una apertura económica completa, con la adhesión al TLC, aunque confrontando su PIB, de cerca de US$310 mil millones de dólares, con un PIB de US$5.2 trillones. (...) México fue presentado en todo el continente como modelo por más de una década, la estrella de los mercados emergentes y la principal vitrina de la eficacia de las políticas de ajuste del FMI y del Banco Mundial. Ahora es la expresión del fracaso del proyecto neoliberal y vive una crisis dramática en todas sus dimensiones."(41)

Actualmente, ya Argentina comienza a manifestar síntomas similares, y parecidas reacciones inflexibles a los mismos, que precedieron la crisis Mexicana. Aunque en menor grado, otro tanto sucede con el Brasil y otros países. ¿Tendrán los países del área que experimentar un "efecto dominó" antes de aprender las lecciones del caso Mexicano?

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